 
En diversos  ámbitos se ha establecido que el ejercicio es una importante estrategia para  reducir la obesidad.  Sin embargo, continúa  siendo tema de debate cu
ál es la intensidad necesaria para obtener el mayor beneficio. 
La intensidad del  ejercicio ayuda al control metabólico, a disminuir y mantener el peso e incluso  a mejorar la condición física.  Como  regla básica, en la prueba subjetiva del habla se considera que durante el  ejercicio de intensidad moderada la persona puede hablar, pero no cantar; en la  intensidad alta solo puede decir ciertas palabras y requiere tomar aire. 
Cuando se realiza  ejercicio de manera regular se observa una reducción sustancial del índice de  masa corporal y del perímetro de cintura. No obstante, el ejercicio de alta  intensidad tiene una gran influencia en disminuir los factores de riesgo  cardiovascular y mejorar la condición física.
En diversas guías  se ha enfatizado la necesidad de realizar 150 minutos de ejercicio de leve  intensidad a la semana, lo cual es equivalente a 75 minutos de ejercicio de  alta intensidad a la semana.  En las  recomendaciones terapéuticas de la Asociación Americana de Diabetes se sugiere  realizar al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico de baja a moderada  intensidad a la semana, lo cual puede inducir a una pérdida de peso del 5 al  10%. Es importante señalar que los beneficios máximos del programa de ejercicio  se obtendrán a partir de intensidades moderadas. 
Ross y  colaboradores determinaron los efectos del ejercicio en cuanto a cantidad e  intensidad en la obesidad abdominal y la tolerancia a la glucosa. Incluyeron a  300 adultos con obesidad abdominal que fueron aleatorizados a 4 grupos: un  grupo control, otro con indicación de ejercicio de baja cantidad e intensidad, otro  grupo con indicación de ejercicio de alta cantidad/baja intensidad y otro grupo  con ejercicio de alta cantidad e intensidad. El programa tuvo una duración de  24 semanas. 
En los 3 grupos de  ejercicio se observó reducción del perímetro de cintura, de peso y de glucosa  en comparación con el grupo control, pero no hubo diferencias entre las  distintas rutinas. Sin embargo, el mayor impacto metabólico se observó con 200  minutos de ejercicio de alta intensidad a la semana produciendo una mejoría del  9% en la sensibilidad a la insulina y reducción en los niveles de insulina a  las 2 horas.  Evidentemente, los cambios  positivos se empezaron a observar a partir de intensidades moderadas. 
Esto indica que  dependiendo de la intensidad del ejercicio se puede potencializar los efectos y  beneficios de un programa de ejercicio.    Éste se puede iniciar con un programa de baja intensidad, definido como aquel  que debe alcanzar el incremento del 50% de la frecuencia cardiaca máxima  teórica (220-edad) con el fin de evitar deserción en la rutina por falta de  condición física. Las intensidades recomendadas para la población con diabetes,  sobrepeso y obesidad se deben progresar a una intensidad moderada, lo cual  equivale a lograr el aumento del 64 al  76% en la frecuencia cardiaca máxima teórica, lo que permitirá mejorar el  control glucémico, peso y sobretodo la condición física para así disminuir el  riesgo cardiovascular. 
Independientemente  de la intensidad de ejercicio con la que pueda iniciar una persona, se  obtendrán beneficios que permitirán optimizar su condición física y mejorar la  calidad de vida.
Por lo tanto, es  importante tomar en cuenta tres aspectos principales: el incremento en  frecuencia, duración e intensidad del ejercicio y sobretodo en la reducción de  las horas de sedentarismo.
  LTF Andrea Villegas Narváez
  LTF Aglahed Carrillo Ramos
  Actividad física, CAIPaDi
Bibliografía:
Ross R, Hudson R, Stotz PJ, Lam M. Effects of Exercise Amount and  Intensity on Abdominal Obesity and Glucose Tolerance in Obese Adults. Annals of  Internal Medicine 2015; 162: 325-334