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Aspectos médicos en las publicaciones médicas

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Aspectos médicos en las publicaciones médicas


La comunidad científica, y la opinión pública en general, espera y confía que toda la información que se publica en revistas científicas de solvencia sea honesta y veraz. Afortunadamente, la mayoría de las investigaciones que se publican lo son, pero a lo largo del tiempo han ido apareciendo algunos casos de mala conducta que han llevado a la publicación de resultados a veces falsos o manipulados. En los peores casos, estos resultados han conducido a conclusiones fraudulentas que han podido incluso causar daño a determinados colectivos de pacientes. Además de estos daños directos, posiblemente los más relevantes en el área de la biomedicina, este tipo de publicaciones fraudulentas puede tener importantes implicaciones económicas o conducir a otros grupos a futuras investigaciones por caminos equivocados. Desafortunadamente muchos editores de revistas científicas tenemos la sensación de que el número de publicaciones afectadas por mala conducta está aumentando.

Las principales causas de mala conducta científica relacionadas con las publicaciones son:

  • Envío de datos fraudulentos
  • Envío de datos incompletos o procesados de manera inadecuada
  • Violación de la confidencialidad de las personas/pacientes
  • Irregularidades en las autorías
  • Publicación redundante o duplicada
  • Plagio
  • Conflicto de intereses

En la mayoría de los países, la publicación es la principal herramienta para la promoción profesional de los investigadores y para la obtención de fuentes de financiación para las investigaciones. A primera vista, parecería que son los autores los principales responsables de la mala conducta en este tipo de casos. Sin embargo, los directores de las revistas (editores), los revisores y las propias empresas editoras tienen un alto grado de responsabilidad en este fenómeno.
Entre las funciones de los editores destaca la de mantener la integridad científica de los datos publicados, la de que la revista sea viable y no suponga una carga financiera insoportable para la sociedad científica o la institución que la patrocine, y que siga los criterios de alguna de las guías existentes de buena práctica tales como las publicadas por el Comité Internacional de Editores de Revistas Científicas (International Committee of Medical Journal Editors, ICMJE) o el Consejo de Editores de la Ciencia (Council of Science Editors, CSE). Las principales funciones de los editores son:

  • Publicar las correcciones de posibles informaciones erróneas o fraudulentas
  • Asegurar que los autores han seguido una buena práctica en las investigaciones objeto de publicaciones recibidas y/o publicadas
  • Asegurar en la medida de lo posible la confidencialidad de los pacientes

 

Los editores disponen en la actualidad de una herramienta muy útil para estudiar los posibles casos de mala práctica en las publicaciones científicas a través del Comité de Etica en la Publicación (Committee on Publication Ethics, COPE; www.publicationethics.org.uk). El COPE, al que pertenecen más de trescientas revistas científicas, ofrece a los editores una herramienta para denunciar casos de mala conducta y recibir consejos de actuación al respecto. Desde su fundación en 1997, el número de casos de mala conducta en publicaciones científicas ha ido aumentando anualmente hasta la actualidad. En ésta institución se ofrecen una serie de diagramas de flujo que permiten al editor decidir como actuar ante los casos más frecuentes de mala conducta en publicaciones científicas. Adicionalmente, ofrece una guía de buena práctica en publicaciones científicas que es seguida por las principales revistas biomédicas.

En general, y ante cualquier sospecha de mala práctica, los directores se dirigirán en primer lugar al autor para la correspondencia del artículo. Si no existe respuesta o ésta es insatisfactoria, los directores dirigirán sus dudas o comentarios a la institución de los autores o a la agencia financiadora del estudio, para que puedan investigar lo ocurrido y, en el caso de encontrar algún tipo de fraude, realicen una publicación retractándose de los resultados erróneos, evitando así la distorsión que puedan causar. Frecuentemente, los autores involucrados en prácticas de mala conducta en publicaciones científicas argumentan una ausencia de intencionalidad. Aunque los editores tratan de dar a los autores el beneficio de la duda, la ignorancia sobre las reglas básicas de conducta ética no es una defensa en estos casos.

Los revisores tienen la obligación de evitar que problemas de rivalidad profesional o personal afecten al proceso de revisión del manuscrito y a la decisión final sobre éste. Adicionalmente, tienen la obligación de no causar un retraso injustificado en la revisión de un manuscrito, que puede tener importantes consecuencias para los autores en un mundo científico extremadamente competitivo.
La empresa editora, junto al director, deben asegurar la transparencia en la información que se suministra a los autores (normas o instrucciones para autores), donde debe reflejarse con exactitud:

  • El proceso de revisión por pares (peer review)
  • Los requerimientos de autoría
  • Los requerimientos para la declaración de conflicto de intereses
  • El procedimiento de apelación
  • Un proceso independiente para el seguimiento de potenciales reclamaciones

 

Adicionalmente, la empresa editora debe respetar la libertad de los directores y editores asociados, salvo en aquellos casos en los que exista evidencia de un mal uso de ésta libertad por parte de aquellos. Algunas empresas editoras han desarrollado una serie de guías éticas que deben seguir todos los editores de sus publicaciones científicas.

 

Fecha de actualización:
28 Diciembre 2017
por: Dirección de Investigación