Como señaló el antropólogo Guillermo Bonfil en su clásico Diagnóstico sobre el hambre en Sudzal,  Yucatán, “la deficiente alimentación sólo puede explicarse de manera  comprensible ubicándola dentro del marco más amplio de la situación general de  la comunidad” (1962:195), consideramos necesario hacer evidente que, aparte de  las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales, es pertinente  evidenciar la percepción desigual de los distintos saberes respecto a la salud y a la enfermedad. El saber tradicional frecuentemente  descalificado desde la ciencia médica y nutricional forma parte de la vida de  las comunidades y los pueblos. 
Nuestro Departamento reconoce que las  acciones de salud y nutrición, tanto a nivel hospitalario como comunitario se  pueden interpretar mediante el concepto teórico denominado MODELO MÉDICO HEGEMÓNICO (Menéndez, E. Morir de alcohol. Saber y hegemonía médica. Alianza  Editorial Mexicana, México 1990), que constituye una  herramienta o abstracción para identificar dichos saberes y para interpretar  las desigualdades, jerarquías e imposiciones que se ejercen desde el poder  médico. 
Utilizamos la PERSPECTIVA DE GÉNERO en los estudios de alimentación y nutrición,  porque es una categoría ordenadora de los hallazgos empíricos, visibiliza la  situación de salud y de nutrición de las mujeres y de los hombres, documenta la  diferencia, interpreta lo que sucede con unas y otros en una relación  jerárquica y establece el diferencial social de las condiciones de nutrición  para cada uno de los sexos (De Barbieri, T. Certezas y malos entendidos sobre la  categoría de género. Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José  Costa Rica, 1995). Si se pretende establecer una  diferencia biológica, la categoría a utilizar es sexo, que describe las características orgánicas de los individuos,  pero si lo que se pretende es evidenciar cómo dichas características se  significan socialmente, la categoría a utilizar es género, que permite una indagación relacional de cómo esa  diferencia biológica se constituye en desigualdad social. 
La INTERCULTURALIDAD consiste  en la interacción y el diálogo respetuoso y equilibrado entre personas o grupos  de diferente cultura; una convivencia armónica dentro de una misma sociedad. La  interculturalidad en salud es “la capacidad de moverse equilibradamente entre  conocimientos, creencias  prácticas  culturales diferentes, respecto a los procesos bioculturales salud-enfermedad,  vida-muerte y los conceptos sobre el cuerpo y la espiritualidad propios y  ajenos. Éstas suelen estar contrapuestas y requieren de tolerancia y respeto  entre quienes interactúan, evitando la imposición de una cultura sobre otra. Implica  entonces modalidades distintas para atender y entender los problemas de salud” (Oyarce, A. Ibacache J y Neira J. 1996. Reflexiones para una  Política Intercultural en Salud. Encuentro Nacional de Salud y Pueblos  Indígenas. Puerto Saavedra, Chile, 1996) La interculturalidad es un  paradigma que no obedece a un acto de buena voluntad, ni a un accidente que  pone en contacto a dos o más culturas o a sujetos de distintas culturas. La praxis intercultural requiere el respeto  de los derechos humanos, como la salud y la alimentación, el reconocimiento de  los saberes de los pueblos, de sus actitudes y prácticas, de sus costumbres y  tradiciones: así como la adecuación de los servicios de salud a las culturas  existentes, mediante la integración de la medicina tradicional y terapias  alternativas con la medicina occidental como una vía de interconexión de las  culturas. 
El  personal de nuestro Departamento constituye un referente en la práctica de INVESTIGACIÓN MULTI e INTERDISCIPLINARIA,  y recientemente afrontamos el reto de llevar a cabo la investigación-acción con ENFOQUE TRANSDISCIPLINARIO. En la actualidad es cada vez más frecuente que  se realicen investigaciones y acciones en las que convergen profesionales formados  en diversas disciplinas; se constituyen así equipos multidisciplinarios en los que cada investigador mantiene su identidad  profesional y su léxico especializado (Lolas, F. Competencias bioéticas en los servicios de salud. Revista de la Facultad Nacional de  Salud Pública, 22, 2004,76-86). En nuestra  práctica interdisciplinaria pretendemos comprender la complejidad de los problemas que obligan a  “buscar nuevos sentidos al conjunto” (González Casanova, P. Las nuevas ciencias y las humanidades. De la academia a la política. Anthropos/IIS-UNAM/Editorial  Complutense, México/Madrid, 2004) ya que la  especialización de las disciplinas ha conducido a una visión parcial y  fragmentada del conocimiento, por ello, se requiere la integración respetuosa  para tender puentes entre disciplinas, para que ninguna imponga su episteme y se logre la construcción  interdisciplinaria del objeto de estudio, que no sea sólo la suma de sus partes.  Así, entendemos la interdisciplina como “un modelo conceptual que vincula o  integra marcos teóricos derivados de esas disciplinas, utiliza diseños de  estudios y metodologías que no se limitan a un solo campo y requieren el uso de  perspectivas y habilidades de las disciplinas involucradas a través de las  múltiples fases del proceso de investigación” (Aboelela, S. y  cols. Defining interdisciplinary research:  conclusion from a critical review of literature. Health Serv Research, 42, p.  329-346, 2007). En las  propuestas transdisciplinarias se abandona la identidad disciplinaria, se comparte un cometido, una  epistemología de investigación y un contexto de trabajo que favorece la  participación activa y democrática de las partes. 
De la misma manera  en que no podemos hablar de desarrollo sustentable en salud sin hablar de un  enfoque ecosistémico, tampoco podemos hablar de sustentabilidad en salud, sin  hablar del ENFOQUE TRANSDISCIPLINARIO que  constituye parte del mismo. La transdisciplina, a diferencia de la multi o  interdisciplina, trasciende e integra los paradigmas de las diferentes  disciplinas para adoptar un lenguaje  común que es precisamente la esencia de la transdisciplina. Asimismo, la  transdisciplina implica la participación no únicamente de científicos de diferentes disciplinas, sino de representantes  comunitarios y actores sociales con capacidad de toma de decisiones que pueden  ser autoridades o miembros de la sociedad civil. De esta manera la  investigación en salud está enfocada principalmente a la solución de problemas  existentes en la realidad comunitaria; de tal suerte que estamos hablando de  una investigación-acción participativa.  (Health: An Ecosystem Approach. International Development Research  Centre. Otawa, Canadá, 2003) 
De la misma manera  en que no podemos hablar de desarrollo sustentable en salud sin hablar de un  enfoque ecosistémico, tampoco podemos hablar de sustentabilidad en salud, sin  hablar del ENFOQUE TRANSDISCIPLINARIO que  constituye parte del mismo. La transdisciplina, a diferencia de la multi o  interdisciplina, trasciende e integra los paradigmas de las diferentes  disciplinas para adoptar un lenguaje  común que es precisamente la esencia de la transdisciplina. Asimismo, la  transdisciplina implica la participación no únicamente de científicos de diferentes disciplinas, sino de representantes  comunitarios y actores sociales con capacidad de toma de decisiones que pueden  ser autoridades o miembros de la sociedad civil. De esta manera la  investigación en salud está enfocada principalmente a la solución de problemas  existentes en la realidad comunitaria; de tal suerte que estamos hablando de  una investigación-acción participativa.  (Health: An Ecosystem Approach. International Development Research  Centre. Otawa, Canadá, 2003) 
El concepto DESARROLLO  SUSTENTABLE fue  utilizado por primera vez en el reporte, denominado "Nuestro Futuro  Común", publicado en 1987 por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y  Desarrollo, también conocida como Comisión  Brundtland. En este documento se identifican los elementos de la  interrelación entre ambiente y desarrollo y, se define que "el Desarrollo  Sustentable es aquel que puede lograr satisfacer las necesidades y las  aspiraciones del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones  futuras de satisfacer sus propias necesidades y aspiraciones". Coloca a  los seres humanos al centro de las preocupaciones relacionadas con el  Desarrollo Sustentable, reconociendo el derecho de una vida saludable y  productiva en armonía con la naturaleza. 
No podemos hablar  de desarrollo sostenible sin hablar del ENFOQUE  ECOSISTÉMICO DE LA SALUD (ECOSALUD), como producto de la salud del  ecosistema mismo. Los tres ejes prioritarios del desarrollo sustentable: 1) el  manejo del ambiente 2) la productividad económica y 3) el desarrollo social  comunitario, son consideradas en igualdad de circunstancias y no con la  prioridad o beneficio de uno en detrimento del otro. De esta manera el hilo o  eje conductor es la salud humana como producto de la salud del ecosistema. (Health:  An Ecosystem Approach. International Development Research Centre. Otawa,  Canadá, 2003) 
El enfoque de DESARROLLO COMUNITARIO debe concebirse  como un proceso en el que el sujeto determina los cambios que se propone a  través de sus luchas y formas organizativas, con la intención de mejorar sus  condiciones de vida y con el objeto de incrementar su capacidad de decisión o  empoderamiento social en el propio proceso. Por lo tanto, la atención a la  salud es vista como un instrumento del desarrollo rural. La búsqueda de una  alternativa de atención a la salud primaria forma parte de una estrategia  integral que incorpora las demás condiciones de bienestar social y económico  (Ysunza, A. (Ed.) Convergencias y  Divergencias sobre Participación Comunitaria, Memorias del Seminario sobre  Participación Comunitaria 23-25 septiembre, 1993, Oaxaca. INNSZ / CECIPROC / FUNDACIÓN  W.K. KELLOGG / CENIDS, México, 1994). 
El SANEAMIENTO  ECOLÓGICO (ECOSAN) representa un cambio en la forma como se piensa y se  actúa respecto al manejo del ambiente, del agua, del suelo y de las excretas  humanas; se trata de un paradigma diferente en evolución, basado en un enfoque  ecosistémico. Los nutrientes y materia orgánica contenidos en la excreta humana  son considerados como un recurso-alimento para un ambiente saludable de  organismos benéficos para los suelos y para producir alimentos, donde se  propicia el uso racional del agua y del ambiente. El saneamiento ecológico debe  vincularse con la salud pública, la agricultura y la nutrición, para cerrar el  ciclo biológico del EcoSan en forma segura y no contaminante. De tal suerte que  las excretas humanas son consideradas como un recurso, no como un desecho. (Saneamiento Ecológico, Stockholm  Environment Institute, Suecia, 2004) 
La gran complejidad  biológica y cultural de México le identifica, a nivel mundial, como un país  megadiverso. La combinación de esta diversidad biocultural ha resultado en una milenaria  generación de conocimientos, denominados SABERES  COLECTIVOS. Existen evidencias científicas (crónicas novohispánicas,  materiales arqueológicos, algunos saberes y prácticas indígenas/campesinas que  persisten hasta la fecha), que dan cuenta de un conocimiento colectivo asumido,  propio de los pueblos originarios de nuestro país. De ahí la importancia que  tiene la preservación de estas diversidades a través del reconocimiento,  rescate y sistematización; así como poner en la mesa de discusión teórica y  política los saberes indígenas y el DIÁLOGO  DE SABERES; temas que revisten importancia no sólo para la academia, sino  para toda la sociedad, en tanto que están relacionadas con la conservación de  ecosistemas y áreas protegidas, salud, medicina tradicional, alimentación y  producción agrícola, recursos genéticos y legislación, entre otros” (Saberes Colectivos y Diálogo de Saberes en  México. UNAM/INAH. México, 2011) 
La epidemiología  como dimensión de la Salud Pública requiere una reconstrucción crítica que  parta de un diálogo constructivo con las ciencias sociales, para problematizar  los conceptos y enfoques y para advertir su factura histórica, de considerar la  génesis conjunta de la dimensión biológica, social y cultural de la salud y de  tomar en cuenta la visión de numerosos actores que son significativos para  comprender la dinámica de los procesos de salud-enfermedad-atención;  especialmente de los propios conjuntos sociales. La EPIDEMIOLOGÍA SOCIOCULTURAL constituye un enfoque cuanti-cualitativo e interdisciplinario a través del cual  “se pretende  reconocer además el papel que juegan la  teoría y los valores en la evaluación de los problemas de salud, identificar  los aspectos estructurales que definen el perfil epidemiológico poblacional más  allá de su significación estadística, con el fin explícito de incidir  propositivamente en el mejoramiento del estado de salud colectiva” (Haro.  A. Epidemiología  sociocultural: un diálogo en torno a su sentido, métodos y alcances. El Colegio de Sonora/Ed. Lugar, Argentina, 2010). 
La EPIDEMIOLOGÍA HISTÓRICA, se encarga de  estudiar la distribución y frecuencia en el tiempo y espacio los problemas de  salud y los estados de enfermedad, así como los factores causales y asociados  (biológicos y prácticas culturales, condiciones socioeconómicas y políticas)  que favorecieron su aparición en poblaciones históricas. Sus principales  fuentes son los archivos parroquiales, archivos de hospitales, censos de  población, etc. (Bernabeu Mestre. J. Enfermedad y población: Introducción a los  problemas y métodos de la epidemiologia histórica. Scientia Veterum, no. 5.  Valencia, Spain: Seminari d'Estudis sobre la Ciència, 1995). 
El cuerpo  humano ha sido objeto de diversas significaciones a través del tiempo y el  proceso de simbolización corporal, está relacionado íntimamente con el contexto  sociocultural y el universo ideológico particular. Como especialistas en los  temas de alimentación y nutrición e interesadas/os en una perspectiva  sociocultural e histórica, nuestro interés por adentrarnos en la PERCEPCIÓN CORPORAL de población que  vive en zonas rurales y semirrurales de México, se originó por tres  situaciones, la primera, por el reconocimiento de la estrecha relación que  existe entre la imagen corporal y la biología, pues los procesos orgánicos fisiológicos  forman parte de la construcción  de la  imagen  que a su vez influye y determina  dichos procesos orgánicos. El acto de comer, es un hecho bio-sociocultural,  configura un cuerpo y una determinada imagen corporal entre los individuos de  una cultura e influye directamente en el acto de comer; esto es,  qué, cómo, cuándo y qué cantidad se come. La  segunda, porque como investigadoras/es, tenemos también, al igual que todos los  individuos, un “cuerpo vivido” al que le asignamos significados y “si en las sociedades primitivas  tratábamos de los otros  para saber de  nosotros, en nuestras sociedades esta distinción es imposible, ya que somos  nosotros, yo, nuestros principales objetos de estudio” (Comelles, 1989: 34). Y  la tercera por la escasa bibliografía producida sobre cómo perciben su cuerpo  las poblaciones ruarales y semirrurales del país. (Pérez-Gil,  Vega y Romero, 2007; Pérez Gil y Romero, 2008; Pérez Gil y Romero, 2010;  cf. en Publicaciones